El primero de mayo celebramos el Día del Trabajo paradójicamente descansando. Pero el periódico tiene que publicarse por lo que los columnistas no pueden descansar. A continuación presento algunas frases célebres sobre el trabajo de mentes ocurrentes y brillantes. Lo hago para yo también descansar un rato.
“Me gusta y me fascina el trabajo. Podría estar sentado horas y horas mirando a otros cómo trabajan”, Jerome Klapka Jerome, humorista.
“Algo malo debe tener el trabajo, o los ricos ya lo habrían acaparado”, Mario MorenoCantinflas, actor.
“Trabaja en algo para que el diablo te encuentre siempre ocupado”, san Jerónimo, traductor.
“¡Trabaja! Si no lo necesitas para alimentarte, lo necesitas como medicina”, William Penn, religioso.
“Cuando el trabajo es un placer la vida es bella. Pero cuando nos es impuesto la vida es una esclavitud”, Máximo Gorki, escritor.
“Días de trabajo, únicos días en los que he vivido”, Louis CharlesAlfred de Musset, poeta.
“El trabajo es el único capital no sujeto a quiebras”, Jean de la Fontaine, escritor.
“Dichoso es aquel que mantiene una profesión que coincide con su afición”, George Bernard Shaw, escritor.
“El camino hacia la riqueza depende fundamentalmente de dos palabras: trabajo y ahorro”, Benjamin Franklin, político.
“El trabajo ayuda siempre, puesto que trabajar no es realizar lo que uno imaginaba, sino descubrir lo que uno tiene dentro”, Boris Pasternak, poeta.
“El trabajo endulza siempre la vida, pero los dulces no le gustan a todo el mundo”, Victor Hugo, novelista.
“Estamos rodeados de artilugios destinados a ahorrar trabajo y, sin embargo, disponemos de muy escaso ocio auténtico”, Laurence Johnston Peter, escritor.
“Lo que con mucho trabajo se adquiere, más se ama”, Aristóteles, filósofo.
“Más confío en el trabajo que en la suerte”, proverbio latino.
“El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer”, Oscar Wilde, novelista.
“Mi padre siempre me decía: encuentra un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar un solo día de tu vida”, Jim Fox, actor.
“Mira si será malo el trabajo, que deben pagarte para que lo hagas”, Facundo Cabral, cantautor.
“Nadie puede llegar a la cima armado sólo de talento. Dios da el talento; el trabajo transforma el talento en genio”, Anna Pavlova, bailarina.
“El genio comienza las grandes obras, pero sólo el trabajo las acaba”, Joseph Joubert, ensayista.
“No es el trabajo lo que envilece, sino la ociosidad”, Hesíodo, poeta.
“No me gusta el trabajo, a nadie le gusta; pero me gusta que, en el trabajo, tenga la ocasión de descubrirme a mí mismo”, Joseph Conrad, novelista.
“No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar”, madre Teresa de Calcuta, misionera.
“No son las riquezas ni el esplendor, sino la tranquilidad y el trabajo, los que proporcionan la felicidad”, Thomas Jefferson, político.
“Pensar es el trabajo más difícil que existe. Quizá esa sea la razón por la que haya tan pocas personas que lo practiquen”, Henry Ford, industrial.
“Quien no trabaja no descansa”, Thomas Carlyle, ensayista.
“Si quieres trabajadores creativos, dales tiempo suficiente para jugar”, John Cleese, humorista.
“Si todo el año fuese fiesta, divertirse sería más aburrido que trabajar”, William Shakespeare, escritor.
“Siempre que te pregunten si puedes hacer un trabajo, contesta que sí y ponte enseguida a aprender cómo se hace”, Franklin D. Roosevelt (1882-1945), político.
“Sólo los necios se encuentran satisfechos y confiados con la calidad de su trabajo”, Mercedes Milá, periodista.
“Soy gran creyente en la suerte, y he descubierto que mientras más duro trabajo, más suerte tengo”, Stephen Leacock, escritor.
“Todas las personas tienen la disposición de trabajar creativamente. Lo que sucede es que la mayoría jamás lo nota”, Truman Capote, escritor.
“Trabajar constituye un deber indispensable para el hombre social. Rico o pobre, poderoso o débil, todo ciudadano ocioso es un ladrón”, Jean -Jacques Rousseau, filósofo.
“Una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres corrientes. Pero no existe ninguna máquina que pueda hacer el trabajo de un hombre extraordinario”, Elbert Hubbard, ensayista.
Fuente: Leo Zuckerman.